Barcelona Language Exchange

Cuando llegué a Barcelona tenía la costumbre a juntarme con grupos de italianos y extranjeros, como para vivir otra vez mi época de Erasmus. Era consciente de que tenía que aprender a hablar castellano y a escribirlo bien si quería quedarme a vivir en Barcelona. Pero, en ese momento el miedo y la vergüenza me llevaba a esconderme detrás de otros idiomas que dominaba más. Algunos meses después me enfrenté al mundo del trabajo y me di cuenta de que mi nivel de castellano estaba fatal. Así empezó mi aventura en The Friday Language Exchange, donde tuve la posibilidad de practicar de manera entretenida y haciendo nuevos amigos. Veía que mi castellano iba evolucionando y me sentía más a gusto hablando con más soltura y aprendiendo mucho a través de amigos que había conocido en el intercambio de idiomas, gracias a su atmósfera amigable y relajada. Con el tiempo, he intentado integrarme más y, el aprender castellano y catalán, me ha abierto las puertas de una nueva vida más exitosa a nivel profesional y personal.

Llegué a Barcelona para mis prácticas de verano desde EE. UU. y, aunque mi español necesita mucho trabajo (a menudo me pierdo con frases simples), se me exige usarlo en situaciones reales. Buscando un lugar para practicar, encontré Barcelona Language Exchange.
Mi primera noche, en el evento del jueves en Space Cowboy, fue refrescante y fortalecedora. Lo mejor es que el ambiente está totalmente centrado en el aprendizaje, lo que reduce la ansiedad de cometer errores. Pude ayudar a otros con su inglés mientras mejoraba mi español. ¡Literalmente, eres tanto el maestro como el alumno!
Si estás aprendiendo un idioma y buscas un entorno de conversación social y divertido, ¡debes probarlo! Tienen muchos eventos semanales, desde los jueves en Space Cowboy hasta yoga y brunch los domingos. ¡Vale totalmente la pena!

Conocí a Nico en el intercambio de idiomas de los viernes en la Estación de Francia. Inicialmente no nos caímos bien, él me parecía el típico ligón y, a él, yo le parecí una “fashion victim”. Pero hicimos amigos en común, así que empezamos a coincidir mucho. Un domingo organizamos una excursión a Sitges, para ir a la playa y a comer paella. El destino quiso que nos tocase viajar en el mismo coche, el uno al lado de la otra. Empezamos a charlar y a caernos bien. Como ambos somos muy “foodies”, empezamos a quedar, fuera de los intercambios de idiomas, para ir a probar restaurantes diversos. Será por la comida deliciosa o por las conversaciones interesantes y divertidas, pero empezamos a gustarnos, hasta que finalmente lo hicimos oficial. Al cabo de un tiempo nos fuimos a vivir juntos, tuvimos un hijo, Sergi, y finalmente Nico se declaró. Como nos habíamos conocido a través de los intercambios de idiomas que organiza Aina, y ella nos conoce bien a los dos y habla ambos idiomas, le pedimos que fuese ella la maestra de ceremonias. Nos hizo muy feliz cuando dijo que sí, y nos casó en 2024.